27 diciembre 2014

No pisar el césped

los pulmones liban el eucalíptico broncodilatador asfalto
la suave iódica fresca suspendida brisa marítima del petróleo en combustión

los pies despiertan el cuerpo y transmutan la energía atmosférica llevándola atravesando el espíritu hasta el fondo de la pacha mama al pisar descalzos el cemento la brea los semáforos la senda peatonal

recorro mi piel con agua pura salada espumosa mineralizada que explota en olas de fuerza cósmica cuando me deslizan nocturnamente encapsulado en plástico y metal por la autopista iluminada panamericana

alcaliniza mi sangre y revitaliza mis órganos misteriosos el aire químico acondicionado y el choclo incaico genéticamente modificado y la manzana pulida brillosa encerada y la gaseosa estudiosamente aspartamizada

orgánicamente bebo estevia rebaudiana sintetizada, mastico colorantes conservantes estabilizantes permitidos, trago vitamina en pastillitas, me froto con jabones llenos de perfume de plantas del jardín botánico, veo los animales del zoológico y del parque nacional en 3 dimensiones en la televisión

y lógicamente reviento unos cuantos petardos por el aire con estruendos de mandíbula canina explotada, de paro cardiorespiratorio, de pólvora bélica, haciendo deseando una guerra con vecinos desconocidos contra el cielo contra la tierra contra todos y todo
contra mí